Cuando los días se acortan y el frío se cuela por las ventanas, los corazones se inundan de espíritu festivo. La Navidad nos trae no solo momentos de unión y amor, sino también la oportunidad de deleitar nuestros paladares con manjares que se disfrutan mejor en compañía. La elección del plato principal para estas ocasiones tan especiales a menudo recae en carnes suculentas y tradicionales, tales como pularda, capón, lechazo y cochinillo, las joyas de la corona de Cascajares. Pero, ¿qué sería de estos deliciosos protagonistas sin sus acompañantes perfectos en el plato? Hoy exploramos el mundo de las guarniciones y su esencial papel en las carnes.
¿Por qué hay que poner guarnición en un plato?
Las guarniciones, a menudo relegadas al papel de simples acompañantes, desempeñan una función crucial en la composición de un plato. Más allá de agregar volumen y variedad, estas cumplen con propósitos culinarios y nutricionales, siendo fundamentales para:
- Equilibrio nutricional: Añaden diferentes nutrientes al plato, garantizando una comida más completa y equilibrada.
- Contraste de sabores y texturas: Permiten crear una experiencia gastronómica rica y variada, ofreciendo distintas sensaciones en cada bocado.
- Atractivo visual: Embellecen y dan color al plato, haciéndolo más apetecible y festivo.
- Realce del sabor: Pueden complementar y potenciar los sabores de la carne principal.
Las guarniciones no son meros espectadores en el arte culinario, sino más bien co-protagonistas que realzan y complementan el plato principal, llevándolo a nuevas alturas de sabor y presentación.

¿Qué tipo de guarnición es mejor para cada carne?
Pularda
Esta ave, célebre por su carne tierna y jugosa, se presta para una variedad de guarniciones que resalten su delicadeza.
- Frutas asadas o en salsa: Manzanas, peras o uvas pueden cocinarse lentamente junto a la pularda o prepararse como una compota o salsa para añadir un toque dulce y ácido que contraste con la riqueza de la carne.
- Puré de papas o vegetales: Un clásico puré de papas, o una mezcla de otros vegetales como coliflor o zanahoria, proporciona una base cremosa que se mezcla divinamente con los jugos de la pularda.
Capón
El capón, conocido por su carne tierna y jugosa, con un sabor sutilmente más rico y graso que el del pollo común, invita a explorar guarniciones que complementen y realcen su perfil de sabores sin abrumarlo.
- Puré de castañas: Este puré, con su sabor terroso y su textura suave, es un acompañante otoñal que hace juego con la riqueza del capón, aportando un dulzor sutil y una profundidad aromática.
- Verduras asadas: Zanahorias, nabos y cebollas asadas caramelizan sus azúcares naturales mientras se cocinan, otorgando un sabor dulce y rustico que complementa magníficamente la carne del capón.
Lechazo
El lechazo, con su carne suave y su sutil sabor, necesita guarniciones que no lo opaquen pero que sí ofrezcan un contrapunto interesante.
- Ensalada de rúcula y granada: La picante rúcula y los dulces granos de granada aportan frescura y una explosión de sabor que se equilibra con la suavidad del lechazo.
- Pimientos asados: Un clásico español, los pimientos rojos asados añaden un dulzor terroso y un agradable sabor ahumado.
Cochinillo
El cochinillo, famoso por su piel crujiente y su carne tierna, permite una gama más amplia de acompañamientos.
- Patatas: Ya sean asadas, en puré, o a lo pobre, las patatas son la pareja clásica del cochinillo, proporcionando una base sustanciosa y reconfortante.
- Verduras al horno: Vegetales como la calabaza, cebolla o zanahorias, asados hasta caramelizarse, complementan al cochinillo con sus sabores dulces y texturas suaves.
Cada guarnición, con su característico sabor y textura, ofrece un nuevo matiz al plato principal, creando una sinfonía de sabores que hacen de cada bocado una experiencia única. Desde Cascajares siempre estamos dispuestos a ofrecer un producto de calidad en tu mesa para que tú solo tengas que preocuparte de lo esencial en estas fechas.