4.000 habitantes. Esa es la población que ha perdido el municipio de Palencia en los últimos 10 años, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado 27 de septiembre. Un fenómeno que es único de la provincia, y que se acentúa aún más si hablamos a nivel de Comunidad Autónoma: Castilla y León ha vivido la reducción de hasta 4.049 personas en un solo año.
Debido a esta realidad, el desarrollo del mundo rural y el apoyo a la empleabilidad de los jóvenes y personas con algún tipo de discapacidad siempre han formado parte de los valores de Cascajares, siendo los puntos que han marcado nuestra hoja de ruta. Desde los inicios de la empresa, hemos trabajado para atraer y retener a la población en el corazón de Castilla y León. Tal es así, que, a pesar de la gran expansión internacional, Cascajares nunca ha abandonado su tierra natal, Palencia.
Así trabajamos para atraer y mantener a la población en la comarca de El Cerrato
El crecimiento internacional con la exportación de productos y creación de nuevas sedes es un logro destacado en la trayectoria de Cascajares. Sin embargo, el esfuerzo por incentivar y motivar el trabajo en el ámbito rural es una labor arraigada desde la fundación.
Nuestra entrega por reunir población en el entorno rural fue reconocida en el año 2010 con el Premio al Desarrollo Rural. Compitiendo frente a una treintena de candidatos procedentes de diferentes puntos del país como Aragón, Galicia, Andalucía o La Rioja, Cascajares se proclamó ganadora en la modalidad ‘Nacional’.
De esta manera se premió nuestra “presencia activa en la Comunidad de Castilla y León, así como nuestra capacidad para saber aprovechar los recursos materiales, la mano de obra y las empresas de servicios más cercanas”.
Igualmente, el jurado de estos premios, que se entregaron en una ceremonia celebrada en Campo de San Pedro (Segovia), también valoró nuestra “apuesta por la inserción laboral de personas con discapacidad”.
En la misma línea, en 2014 Alfonso Jiménez fue elegido por unanimidad presidente de Empresa Familiar de Castilla y León, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja para generar emplear en la región.
Las raíces por bandera
Tenían 20 y 21 años cuando Alfonso Jiménez y Francisco Iglesias, respectivamente, comenzaron a desarrollar su proyecto “Cascajares” en 1994. Con la idea de construir una empresa basada en la transformación de productos agroalimentarios, ambos amigos apostaron por la recuperación y distribución de la tradición culinaria castellana como los capones.
Sin embargo, más allá de rescatar la gastronomía de Castilla y León, Alfonso y Francisco tenían el objetivo de crear una empresa familiar que traspasase fronteras sin abandonar el lugar que los vio nacer.
Debido al crecimiento de las ventas y los beneficios, en 1998 los fundadores de Cascajares se trasladaron de Valladolid a Villamuriel de Cerrato, donde levantaron la primera fábrica de la empresa. El éxito de la compañía fue imparable y esto obligó a levantar una segunda planta en la localidad de Dueñas.
A pesar de la expansión territorial más allá del Atlántico con la configuración de una sede en Canadá, la acción de Cascajares continuó siendo reconocida en el ámbito local. Tal es así que en 2011 fuimos reconocidos con el CECALE de ORO por la provincia de Palencia, un galardón que sin duda supuso un orgullo para todos los trabajadores de la empresa, quienes el 90% proceden de Dueñas, Venta de Baño y Palencia.
Fijar población en nuestro entorno rural, mientras mantenemos la tradición gastronómica ha sido nuestro valor durante la consecución de la internacionalización y crecimiento. A día de hoy, continuamos trabajando en esta misión.