En el año 2013 KPMG lanzó el primer volumen de Los que dejan huella, un libro digital que recogía, por medio de entrevistas, el testimonio de 20 emprendedores españoles. Ocho años después, la historia de Cascajares deja su huella en el tercer volumen de la iniciativa gracias al testimonio de Alfonso Jiménez, nuestro presidente y uno de los fundadores.
Entre las páginas de este libro, que se puede descargar de forma gratuita en la web de KPMG, Alfonso Jiménez rememora los comienzos de Cascajares, cuando la idea de vivir vendiendo capones parecía una locura.
Con la ayuda de Ana Sambol, la periodista que ha dado forma al proyecto, el presidente de Cascajares relata todos los retos a los que se ha enfrentado desde que fundó la empresa. «A mi padre, ingeniero de Caminos […], que veía que el pequeño de sus diez hijos era un estudiante nefasto y se dedicaba a alimentar pollos, le sacaba de quicio. “Hijo mío –decía–, te vas a arruinar”», recuerda Alfonso Jiménez.
Prácticamente desde los inicios, Alfonso y su socio, Paco Iglesias, se comprometieron a dar trabajo a personas con discapacidad. Su labor social fue decisiva a la hora de ser una de las empresas seleccionadas para confeccionar el banquete de la boda real en el 2004.
Cuando la crisis era protagonista en España, Alfonso Jiménez y Paco Iglesias decidieron internacionalizar el negocio en América: “En 2011, Cascajares invierte tres millones de dólares en su propia planta de producción en Quebec desde la que vende a toda Norteamérica”.
Cascajares ha conseguido llegar a 2021 con las mismas ilusiones que en su nacimiento, pero el camino no ha sido fácil. La intención de Los que dejan huella es, precisamente, reconocer la labor de estos empresarios mediante la reconstrucción de historias realistas, llenas de grandes logros y también de grandes adversidades. Aunque todas comenzaron siendo proyectos arriesgados, las empresas familiares generan hoy en España casi un 70% del empleo.
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